En Rioja existe un tipo de clasificación para los vinos tintos que hace referencia al proceso tradicional de envejecimiento al que se someten y dentro de esta clasificación, para que un vino sea etiquetado como Reserva, ha de haber sido sometido a una crianza de al menos tres años, de los cuales ha de permanecer como mínimo un año en barrica y seis meses en botella. Los vinos blancos y rosados, también pueden etiquetarse como Reserva, pero en este caso los tiempos mínimos de crianza exigidos son algo inferiores.
El tipo de madera más utilizado para la elaboración de las barricas en las que se envejece el vino, es el roble americano o francés; por su elasticidad, durabilidad, porosidad y la interesante cesión de aromas que aporta. Durante el período de crianza, los vinos se analizan y catan de manera continua para observar su evolución y decidir el tiempo exacto que permanecerán, tanto en barrica como en botella.
A lo largo de los meses que pasa en contacto con la madera, el vino gana en estructura y complejidad aromática y se pule. Termina de redondearse con el tiempo que pasa en la botella hasta llegar en un estado óptimo a nuestras copas.
Marqués de Murrieta Reserva, madura aproximadamente entre 18 y 20 meses en barrica de roble americano; cada una de las variedades con que se elabora (tempranillo, graciano, mazuelo y garnacha) se vendimia cuidadosamente a mano en nuestra Finca Ygay y envejece por separado hasta que se decide el porcentaje que formará parte del vino final.
En este vino destaca su nariz, esencialmente frutal, en la que aromas de fruta roja madura, como fresas y cerezas, destacan sobre un fondo de hierbas mediterráneas y especias; toques de tomillo, espliego y romero aportan frescura y elegancia al conjunto. En boca es un vino fresco, equilibrado y ágil, apto para todo tipo de paladares y perfecto para maridar con una gran variedad de platos como un arroz cremoso con trufas, un bacalao al horno con pimientos verdes o un solomillo de ternera a la plancha con puré de zanahorias.
¡Salud!
