Cuando hablamos de un vino blanco de guarda, nos referimos a un vino que a lo largo del tiempo puede evolucionar de manera positiva. Y esto suele ocurrir, bien porque la variedad tiene unas características que lo propician, o bien por el método de elaboración y crianza al que se somete el vino.
En La Comtesse, el vino que vamos a catar hoy, se dan ambas particularidades; por un lado está elaborado con uva albariño, una variedad con una gran acidez que proporciona al vino una extraordinaria capacidad de envejecimiento, y por otro lado, el vino fermenta y madura durante un año en tinos de roble francés, lo que hace que tenga una mayor estructura para mantenerse en el tiempo y evolucionar durante años.
Al catar el vino y si lo comparamos con el blanco joven de nuestra anterior sesión, Pazo Barrantes, vemos que su color es levemente más dorado porque los vinos blancos van oscureciéndose con el paso del tiempo; su nariz es igualmente intensa, sigue primando el aroma de la variedad albariño pero con algún matiz añadido debido a los meses de crianza; esta vez nos encontramos con aromas de fruta de hueso madura como níspero o nectarina, con toques de lima, hierbabuena y eucalipto. Y en boca, es un vino fluido, sabroso, equilibrado y sobre todo muy elegante. Los toques herbales que tiene La Comtesse lo hacen perfecto para maridar por ejemplo, con un lomo de merluza al estragón.
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