Con el aumento del interés hacia el vino y su cultura durante los últimos años, el consumidor ha empezado a darse cuenta de todas las posibilidades que encierra esta bebida y de cómo estas no sólo se limitan a disfrutar bebiendo un buen vaso.
En esta entrada vamos a hablar de la vinoterapia, un tratamiento que nace al fusionar las terapias naturales alternativas con los múltiples beneficios terapéuticos del vino. Aunque su auge no se ha producido hasta hace más bien poco, lo cierto es que ya desde la antigua Roma se tiene constancia de la utilización del vino en los tratamientos de belleza, cuando las mujeres usaban semillas y hollejos de las uvas para prevenir la aparición de las arrugas.
La vinoterapia tal y como la conocemos ahora tiene su origen en la región de Graves, cerca de Burdeos, donde Matilde Cathiard y Bertrand Thomas crearon el primer spa especializado en este tipo de tratamientos que, a grandes rasgos, suele componerse de estos tres pasos:
- Peelings y exfoliación: generalmente realizados con semillas de uva, están pensados para preparar la piel para el resto del tratamiento y eliminar las células muertas.
- Baños termales: normalmente de agua mezclada con vino tinto en una bañera de hidromasaje. Tienen un efecto altamente relajante.
- Envolturas o masajes para finalizar el tratamiento, que pueden ser variados dependiendo del gusto y los resultados que persiga el cliente.
Como solución casera a esta estupenda alternativa, nosotros recomendamos incluir en nuestra bañera unas 4 tazas de vino tinto acompañadas de otra de miel. Si además terminamos este tratamiento con un jabón natural ¡el resultado será increíble!