Otra de las posibles clasificaciones con las que se puede denominar en Rioja al vino y que hace referencia al proceso de envejecimiento, es la de Gran Reserva. En esta categoría encontramos habitualmente vinos tintos de grandes cosechas que han sido criados como mínimo 5 años, de los cuales al menos envejecen 2 en barrica de roble y otros 2 en botella. Y al igual que ocurría con los Reservas, en el caso de los blancos y rosados el tiempo de crianza es algo inferior.
No todos los vinos son aptos para someterse a un período tan largo de crianza, solamente aquellos que presentan unos parámetros de alcohol, acidez y polifenoles idóneos, o lo que es lo mismo, que tienen estructura suficiente para evolucionar de manera positiva a lo largo del tiempo. Es por esto, que los Gran Reserva únicamente suelen elaborarse en añadas en las que el vino presenta una calidad excepcional, aunque ha de quedar claro que un mayor tiempo de crianza no es siempre indicativo de calidad.
Marqués de Murrieta Gran Reserva, es una selección limitada de aquellos vinos que muestran mayor potencial y que permanecen durante más tiempo envejeciendo en nuestra bodega; los 29 meses que pasa en barrica de roble americano y tres años en botella, pulen este vino hasta conseguir una elegante complejidad aromática y de sabores. Elaborado con tempranillo, graciano, mazuelo y garnacha, representa una expresión más madura de nuestro reserva.
En este tipo de vinos, los aromas primarios (de fruta fresca) que encontramos en los vinos más jóvenes, van dejando paso a finos aromas terciarios: y encontramos grosellas confitadas, licor de cassis, hojas de tabaco, nuez moscada, cacao, regaliz y un largo etcétera de matices. En boca el vino es elegante, armonioso, con una textura sedosa y un final tremendamente largo.
Ideal para maridar con carnes como un brazuelo de cabrito al horno con frutos secos y calabaza, o con pescados, como unas kokotxas de merluza en salsa de su gelatina.