Esta semana seguimos con la poda de invierno en el viñedo de Marqués de Murrieta. En esta época del año cuando el viñedo está en fase de reposo, es cuando Miguel Mayoral, nuestro director de viticultura, pone en marcha a todo su equipo para llevar a cabo esta práctica tan necesaria para el viñedo.
Con la poda de invierno, comenzamos a controlar la producción del viñedo al limitar el número de brotes de cada cepa; es una de las labores de campo más importantes porque con ella equilibramos la producción de racimos y la superficie foliar, con lo que conseguimos una mejora en la calidad de las uvas. Sin esta práctica, la producción sería tan elevada que sería difícil alcanzar una maduración óptima y conseguiríamos que la cepa “se agotase”.
En Marqués de Murrieta, no hacemos una prepoda mecánica, sino que llevamos a cabo este laborioso proceso de forma totalmente manual, respetando la formación de cada una de las cepas, ya sea en vaso o en cordón. Al hacerlo manualmente, nos aseguramos una mayor precisión y que el sarmiento no quede esparcido por el suelo, evitando así posibles enfermedades en el viñedo.
Al cortar los sarmientos, dejamos sólo pulgares cortos con dos yemas vistas. De cada una de estas yemas podrán salir hasta tres brotes que nos proporcionarán unas uvas fuertes y con un punto óptimo de maduración para elaborar nuestros vinos.