El vino en la literatura española (I)

dia del libro

 

El vino está presente en los libros españoles como un tema importante desde el siglo XIII. La literatura de nuestro país lo adoptó de la cultura cristiana, ya que en la Biblia se nombra frecuentemente, pero no fue hasta el poema Razón de amor (principios del s.XIII), de autor desconocido, cuando se incluyó como tema principal, en un debate que conocemos como “Denuestos del agua y el vino”: estos dos elementos “discuten” entre ellos y cada uno le reprocha al otro sus defectos.

 

En la Edad Media el primero en mostrar los efectos del vino sobre las personas fue Gonzalo de Berceo, que nos enseñó al primer “beodo” de la literatura española. Menos de 100 años después, Juan Ruiz Arcipreste de Hita quiso también dejar constancia de los peligros de su bebida favorita en el Libro del Buen Amor.

 

Pero, sin duda, el mayor homenaje al vino en aquella época, fue el de Fernando de Rojas en su Celestina. En la obra, el personaje principal alaba con frecuencia las virtudes de esta bebida, llegando incluso a conversar con ella.

 

Con el Siglo de Oro la cultura española llegó a su auge, y el vino y la literatura no se quedaron atrás. Juntos y por separado evolucionan, y esta bebida alcohólica se instala definitivamente como tema recurrente entre los autores. Algunos como Miguel de Cervantes destacan sus favoritos, mientras que otros como Tirso de Molina hacen un recorrido por las distintas variedades de toda la Península.